jueves, 24 de febrero de 2011

La opinión de Alicia Cervera: cóctel cristalino


Cóctel cristalino
 
Ay Dios mío qué pena me da mi Cádiz. Hoy me cuesta enormemente colocarme frente al ordenador para deciros lo que se me pasa por la cabeza. Son tantos sentimientos encontrados, son tantas sensaciones, tantos pensamientos contradictorios, que a veces me cuesta ordenar mis palabras y encontrarles algún sentido.

Esta semana nos hemos desayunado la deuda del Cádiz, impagos que los administradores concursales del club amarillo estiman en casi 14 millones de euros.
La cifra asusta a cualquiera, bien es cierto, pero no se alarmen, mal de muchos consuelo de tontos y muchos clubes del fútbol español, por no decir la inmensa mayoría de ellos, andan más o menos parecidos de cash, como diría la Lomana, cortos, cortos.

El problema en el Cádiz, a mi modo de ver, no son esos 14 millones de euros de deuda, sino la incapacidad que tiene el club en la actualidad de generar ingresos. La afición, más quemada que la pipa de un indio, se ha plantado este año. Muchos antiguos cadistas de pro se han negado a abonarse, a la vez que se han reducido aquellos abonados que llamábamos de liguilla, es decir, los que se apuntan sólo a lo bueno. Como este año, bueno, bueno, pues poco o nada, pues nos encontramos con más sillas vacías que nunca. De ingresos por entradas ni hablemos. Si los abonados con su carné ni siquiera van, no digamos los que no lo tienen… ni se lo plantean...

Por otra parte, la plantilla está devaluada. Ningún futbolista sobresale o da esperanzas para pensar que algún equipo pueda estar interesado a fecha de 30 de junio. ¿A quién vamos a vender? Seguro que incluso los jugadores del Madrón (el llamado peor equipo del mundo) tienen muchísimos más pretendientes que la mayor parte de la plantilla amarilla. Al menos ellos se han sabido vender mejor...

Si a todo esto le unimos que nos faltan los dichosos y, a la vez, suculentos ingresos de la televisión (aquellos que ya no olemos porque sólo se obtienen jugando en categoría profesional) pues el cóctel está claro o más que claro… cristalino.

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