Retiro necesario
Durante dos semanas he estado en
el más intenso de los retiros. No era capaz de escribir una letra sin enfadarme
todavía más, si cabe, de lo que lo estoy este año. Triste y cabreada… una
fórmula letal para el ánimo. Hago esfuerzos por apenas ver imágenes de los
partidos que juega el Cádiz e intento no leer muchas de las informaciones.
Quizás porque creo firmemente en el “ojos que no ven”, pero en la actualidad no
se me ocurre mejor forma de no machacarme el ánimo cada lunes.
Puede que esto parezca exagerado,
lo sé, y también difícil de entender. Yo no podía tampoco creer que mi padre
necesitara meterse en el cuarto de baño el día de los penaltis con el Málaga o
que se fuera a dar un paseo por la playa el día que remontamos al Zaragoza, pero
así era y es cuando algo te duele, aunque sea la cosa más nimia y arbitraria
del mundo.
El fútbol es importante en mi
vida y el Cádiz… es que es gran parte de mi vida. Lo que está ocurriendo esta
temporada no lo puedo relativizar. No me sale hacer bromas, no lo veo con
perspectiva. Sé que es fútbol, que es deporte y a la vez un juego, que a veces
se gana y otras se pierde… pero cuando algo te llega y te emociona, da igual
que sea una película, una canción o un partido de fútbol.
Sé que tengo que tomarme las
cosas de otra forma, no hace falta que nadie me lo diga. Pero igual no quiero.
Para mí sentir por un equipo de fútbol no es motivo de vergüenza. Porque el
Cádiz me hace reir y llorar, como muchas otras cosas. Por eso pido que finalice
ya esta temporada, que termine bien y, así, pueda poner fin a este miedo que
tengo a que todos mis recuerdos y mis vivencias cadistas acaben para siempre en
el fondo de un cajón olvidado.
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