Para la afición cadista Alberto Monteagudo es un auténtico desconocido, pero ya en su corta trayectoria como técnico no ha pasado para nada desapercibido. No sólo desde Badajoz nos hablan maravillas de él. Javier Morales, redactor de minuto90.com, nos cuenta con detalle cómo fue el paso del entrenador albaceteño en su periplo en el Lucena.
Hay motivos para ilusionarse
Quizás para al cadista de a pie, el nombre de
Alberto Monteagudo, como nuevo entrenador del Cádiz, no le generará mucha ilusión. El técnico albaceteño no es muy conocido y su bagaje como preparador no es demasiado importante, pese a
haber logrado en su corta trayectoria importantes objetivos.
Hay dos grandes
motivos para la ilusión con su contratación. En primer lugar, porque de una vez
en el Cádiz se han ampliado las miras y se ha salido de la terna de
técnicos que siempre ha rodeado al cuadro amarillo. En segundo lugar,
porque Monteagudo es un hombre de
futuro. Tras quedar libre de
vinculación con el CD Badajoz con el descenso administrativo del club pacense,
el preparador albaceteño estuvo muy cerca de firmar por otro equipo que viste
de amarillo, la UD Las Palmas, pero finalmente los insulares se decantaron por
Sergio Lobera. No es la primera
vez que su nombre se relacionaba con un equipo de la Liga Adelante, tras
terminar su etapa en Lucena, estuvo muy cerca de firmar con el Recreativo de
Huelva, aunque su fichaje se
frustró al elegir el cuerpo técnico del Decano a Pablo Alfaro. También se relacionó al ex centrocampista
con el Albacete en varias ocasiones. Así, el banquillo del Cádiz, con el claro
objetivo del ascenso, se convierte en la gran oportunidad que siempre rondó a
Alberto Monteagudo, pero que hasta el momento no le había llegado.
Trayectoria
Monteagudo llegó a los banquillos por
casualidad. Cosas de los padres. El albaceteño se había labrado una buena
trayectoria como jugador, ocupando la posición de centrocampista y no
contemplaba como opción de futuro entrenar. Sin embargo, por insistencia de su
padre, decidió estudiar y obtener
el carnet de entrenador, para el día de mañana. Y así, casi sin quererlo, se convirtió en entrenador.
Jugando en el Lucena, en la temporada 2007/08, sufrió una lesión de rodilla
que le apartó de los terrenos de juego y pasó a coger las riendas del equipo que estaba pagando cara su mala adaptación a la Ciudad
Deportiva, nuevo estadio de reducidas dimensiones, y, a falta de cuatro jornadas
para el final de la temporada, parecía un claro candidato al descenso. En esas,
el cuadro celeste despedía a su segundo entrenador y pese a que los cordobeses
sólo tenían un 8% de posibilidades de salvación, el albaceteño terminó por
lograrla. Desde el primer momento y pese a lo delicado de la situación, a
Monteagudo no le tembló el pulso y optó por medidas que bien pudieron caldear
el ambiente del vestuario, no obstante,
sacó del once inicial a jugadores mayores que él y con nombre, como los ex xerecistas Antonio y Julio
Pineda, para darle protagonismo a
jugadores jóvenes, que fueron los encargados de lograr la milagrosa salvación
en un partido agónico en Cuenca.
La siguiente temporada, la comenzó al mando del Lucena. Monteagudo fue el encargado de fichar y
confeccionar la plantilla en gran parte. Uno de sus grandes aciertos fue
Abraham, jugador que después de Lucena, pasó por el Murcia y Atlético
Baleares. Además, el técnico fue clave en la explosión de Babin, que pasó de
casi abandonar el equipo la temporada anterior a convertirse en un fijo y dar
el salto a Segunda A, donde hoy está plenamente asentado en el AD Alcorcón. Pese a que el año no fue tranquilo, por
los impagos que afectaron a la plantilla, y que incluso se especuló que podía llegar la desaparición del
club, Monteagudo firmó la mejor temporada histórica del equipo, hasta
ésta que acaba de terminar, clasificando al Lucena en sexta posición. La
inestabilidad social y los problemas para ganar fuera de casa, quizás privaron a los lucentinos de
cotas mayores. Sin embargo, son muchos los aficionados celestes que indican que, con Monteagudo al mando, se vio el mejor fútbol desde que el equipo ascendiese
a Segunda B. Juego combinativo en el centro del campo con unos extremos muy
rápidos fueron claves para ello. El nuevo técnico cadista hizo de la necesidad virtud y consiguió adaptar
todo al equipo a un estadio que por sus características había dado grandes
quebraderos de cabeza a sus predecesores en el banquillo celeste. También es buena prueba de la óptima
campaña que realizó y un dato interesante de cara a los play off de ascenso, que el Lucena sólo perdiese el gol
average con cinco equipos del grupo y con todos por no más de un gol de
diferencia. Ese mismo año, el Lucena de Monteagudo se enfrentó al Cádiz, en un
amistoso veraniego en tierras cordobesas derrotando a los amarillos de manera
amplia. Además, volvió a dar una muestra de valentía apartando del equipo al
máximo goleador de la historia del club celeste en Segunda B, David
Cabello, tras posicionarse éste en
contra de toda la plantilla en sus protestas por los impagos que acumulaban.
Después de su etapa en el Lucena, que abandonó
por problemas económicos del club, y donde todavía muchos aficionados esperan
que vuelva, se enroló en las filas de la Cultural Leonesa. El proyecto en el cuadro leonés ya
nació viciado. Técnico y secretario técnico no consiguieron conectar y desde
el primer momento las cosas no marcharon. A León se llevó a jugadores que ya
había dirigido, como ya pasó en Lucena, por lo que no sería descartable que
llegasen a Cádiz ex pupilos suyos. Pese a lo enrarecido del ambiente, problemas con el secretario técnico,
impagos, etc… Monteagudo consiguió darle su sello al equipo y, aunque la prensa y los
entrenadores rivales ensalzaban el juego de la Cultural, la escuadra leonesa
comenzó hundida en la clasificación ante la incapacidad demostrada para matar
los partidos y hacer goles. Pese a
ello, logró remontar y la Cultural salvó la categoría de manera holgada.
Después de su experiencia leonesa, Monteagudo
comenzó la pasada temporada sin equipo y durante la misma fue sonando para
cualquiera de los conjuntos que se quedaban sin entrenador. Roquetas o Écija fueron algunos de los candidatos, pero finalmente fue el Badajoz, un equipo en depresión que apuntaba hacia el descenso, el que se hizo con sus servicios
en la recta final del campeonato. Monteagudo logró la salvación e incluso consiguió
varias goleadas al frente de la nave pacense.
Por último, en cuanto a la relación con la
prensa, el trato del albaceteño se caracteriza por la educación y no suele dar
grandes titulares, por lo que nunca desestabilizará a la plantilla con sus
intervenciones, ni generará debates estériles como pudo pasar en otras etapas
en el banquillo cadista.
Javier Morales (@javier_moralesc)
Redactor de Minuto 90
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