Cautelas
y temores
Pues sí señores y señoras, ya estamos
aquí. Tras largos meses de peleas y un poquito de sufrimiento, ha llegado la
hora de decir “nos vamos a Segunda”. Para lograrlo, dos partidos ante el Real
Madrid Castilla nos aguardan, una alegría para mí, teniendo en cuenta mi
profundo fervor por los filiales y el absurdo de tener que jugarte los cuartos
contra equipos en formación y sin presión.
Pero las dificultades son más. El rival
merengue tiene en sus filas a jugadores escogidos por toda España,
que cuentan
con los mejores medios y técnicos a su servicio, los “pequeños mimados” de
entre los filiales nacionales… Sin embargo, no es hora de achantarse. En
general veo un ambiente bastante cauto con respecto a esta eliminatoria y no me
disgusta. Pero esa cautela no se debe convertir en miedo. El Real Madrid
Castilla tiene muchas virtudes, pero no es perfecto y habrá que buscarle las
cosquillas muy profundamente para conseguir llegar a buen puerto.
Mi cautela o pequeño temor con respecto
al filial merengue es que desde hace años es una profunda necesidad para su
hermano mayor, contar con su pequeñín en la Segunda División. En primer lugar,
porque en Segunda B se pueden estropear sus pequeñas florecillas y, además, el
hecho de que el Barcelona cuente con el suyo en el fútbol profesional lo
convierte en una obsesión.
Así, y que me digan que esas cosas no
existen que yo crédula no soy, temo que desde algunas esferas se muevan ciertos
hilos. Temo por la limpieza de la eliminatoria. De todos es sabido que el Cádiz
no es santo de devoción de nadie allá por los Madriles desde todo el tema
“Femenía”, así que… pim pam pum y dos pájaros de un tiro. En fin… esperemos que
me equivoque, que vea sombras donde no las hay y que todo, por el bien del
fútbol, siga el curso que deba seguir… y con el Cádiz en Segunda, qué porras…
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