“Los nuevos”
He de reconocer que tengo un problema importante cuando se
trata de afrontar los cambios. Lo confieso abiertamente, no me gustan. Lo nuevo
y desconocido me genera desconfianza por naturaleza e, incluso, cierta antipatía.
Así, con este perfil tan poco receptivo que tengo, mi forma de acoger a los
nuevos propietarios del Cádiz no podría ser de otra forma que un tanto hostil.
De repente hay muchas nuevas informaciones, declaraciones e intenciones, que
tengo que ir digeriendo poco a poco, procedentes de personas que no son de
Cádiz y a las que tengo que conocer por lo que sale de ellas en internet.
Con este comienzo ya me diréis. La entrada de Gaucci y
compañía en el club de mi vida y mis amores no la he terminado de encajar. Un
italiano, inversores suizos, un japonés que puede apuntarse al carro… y parece
el chiste de siempre. Sé que debo ser comprensiva. Que en el fútbol se acabó el
romanticismo, que los sentimentalismos ya no están de moda y que la figura de
un gaditano cadista con posibles y lo suficientemente loco para apostar por un
club en Segunda B tan sólo está en algun sueño que pueda imaginar o en mi
memoria con algunas leyendas de los despachos que ya tristemente no están...
Sin embargo, aquí están “los nuevos” y su proyecto, para qué
me voy a engañar, no termina de convencerme por mucho que me lo quieran pintar
de colores cadistas. Para empezar, no sé de dónde se saca que es un grupo
inversor, porque de momento yo no veo la inversión por ningún lado. También han
dicho que su intención es “apostar por la cantera”, una frase muy bonita y que
gusta mucho, ¿pero conocen ellos la cantera cadista? ¿Saben el exilio de
talentos al que hemos estado sometidos durante años? Luego viene el lío de las
fichas, discursos de justificación diferentes, futbolistas del once titular con
ficha del filial que no pueden jugar a la vez, refuerzos que se marchan nada
más llegar, otros que se les echa por “bajo rendimiento” pero que se les
despide jugando la Copa del Rey, fichajes triples en algunos puestos y únicos
para otros… en definitiva y en resumidas cuentas… llegan con un escaso
conocimiento de la Liga Española y menos de la Segunda B.
Sin embargo, para el cadismo, todo es bonito, todo está muy
bien, hay que darles tiempo, no hay que criticarles… blá blá blá… y luego pasa
lo que pasa. Que salen los listos. Los “ya lo dije yo” que me revientan
soberanamente porque ahora, en este preciso instante no escucho a nadie
criticar absolutamente nada.
Entiendo que se ha ido Muñoz, para algunos el eje de todo mal, y comprendo
que muchos cadistas se sientan aliviados por ello. Ha terminado su etapa en el
Cádiz de la peor forma posible y es lógico que se vea bien su salida a toda
costa. Pero no podemos vendarnos los ojos porque lo anterior no nos gustase.
Tenemos que seguir diciendo lo que nos gusta y lo que no, al menos eso es lo
que yo seguiré haciendo. Porque a mí no me va a callar ningún encantador de
serpientes nunca más. Por muy dueño que sea del Cádiz y muchos inversores que
traiga de tierras lejanas.
